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LEYENDA DE CÓMO LLEGÓ LA PRIMAVERA AL MUNDO
 

Graciela Pacheco de Balbastro (*)

Una de las definiciones de "leyenda" es considerarlas como mitos desgajados. "Hay en el mito una especie de fuerza operante que mueve al hombre como proyección de sus deseos, ideales y esperanzas, lo que hace proclive al cambio según la época y la cultura y le otorga vigencia aún en nuestros días" (1). Dice el DRAE en su cuarta acepción que la leyenda es "la relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que históricos o verdaderos". Y ahora que se acerca el día 21 con todo su bagaje simbólico de renacer la vida con más fuerza y pujanza, bueno es rescatar este "mito desgajado" que nos habla del eterno retorno, de esa fuerza germinadora que da esperanzas y nuevas ganas de vivir:

Adonis era hijo de mortales y por ende, mortal él también. Había sido educado por las Musas y protegido por Proserpina, quien llegó a quererlo como a un hijo. Pero era un ser de encanto irresistible, y de él se enamoró perdidamente Venus. Enceguecida por su amor recurrió a Júpiter, para que se lo entregara a ella, pero el dios, sabio en eso de no querer enfrentarse con las deidades femeninas, le pidió a la musa Calíope que arbitrara entre Proserpina y Venus. Calíope resolvió de manera de conformar a todos y estableció que Adonis pasara cuatro meses con su madre adoptiva, Proserpina, cuatro meses como amante de Venus y otros cuatro como él prefiriese. Y Venus lo abandonó todo para seguirlo donde el muchacho fuese.

Pero no todos los pleitos estaban terminados: Marte, amante despechado, decidió vengarse de Venus y de Adonis. Como no podía interferir directamente en contra de otra deidad, como lo era Venus, solapadamente le hizo concebir a Adonis un gusto especial por la caza. El muchacho se transformó en experto cazador y su espíritu aventurero lo llevaba a bosques y montañas.

Venus, instintivamente le rogaba: "No ataques ningún animal a quien la naturaleza ya armó". Pero todo fue inútil, el destino ya estaba jugado.

Cierta vez, en la que Venus dormía la siesta debajo de un árbol, escuchó los gritos de Adonis y el embate furioso de un inmenso animal.

Corrió tratando de salvar a su amado, pero al llegar al lugar de la tragedia vio que el muchacho había herido a un inmenso jabalí, que ahora lo embestía..

Venus se abalanzó a protegerlo, pero el bello Adonis exhaló su último suspiro en el regazo de la diosa.

Ella exclamó entonces: _ Deberá cumplirse nuestro sino. Tú eres mortal y por ello deberás morir, pero aunque mortal, cada año renacerás. Y tomando unas gotas de la sangre de Adonis, regó con ellas el suelo de la floresta.


Dice la historia de estos amores que Venus desapareció durante el otoño y el invierno, pero que al finalizar la estación fría, se cumplió el designio de la diosa y que cuando reapareció, lo hizo de la mano de Adonis y todas las gotas de sangre se convirtieron en flores y anunciaron la llegada de la Primavera.

Este relato, "de origen oriental, daba lugar anualmente en Fenicia a celebraciones en las que Adonis no sólo moría y era llorado en ceremonias fúnebres, sino que como dios de la renovación natural, resucitaba en la primavera." (2)

(*) Presidenta del Instituto de Cultura Hispánica de Santa Fe

(1) Martha Raviolo de Mascaró. El mito. El Litoral, 12/2/88

(2) Mitología. Edit. Abril. 1974. Pag. 140

 

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